Pro Francisco

El Papa invita a

El Papa invita a

(José M. Vidal).- Audiencia papal con el lema de "Navidad, fuente de esperanza".En vísperas de Navidad, el Papa Francisco
invita a "mirar al belén, que, en su sencillez, transmite esperanza".
Una esperanza que quiso desear, de nuevo, al "amado pueblo del Congo", a
cuyos políticos pidió "que escuchen la voz de su conciencia" y los
gritos del pueblo que sufre.


Lectura del Evangelio de Lucas: "Hoy, en la ciudad de David,
nos nació el Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tienen la señal:
encontrarán unniño envuelto en pañales y acostado en un pesebre..."


Algunas frases del Papa en la catequesis


"El tema de la esperanza, muy vinculado al tiempo de Adviento"


"Reflexionar sobre el momento en que la esperanza entró en el mundo por la encarnación del Mesías"


"Dios se acerca a su pueblo de tal forma que se despoja de su divinidad"


"Una nueva esperanza a la Humanidad"


"La Navidad nos habla de una esperanza confiada, visible y comprensible, que está fundada en Cristo"


"Dios camina con nosotros en Jesús"


"Esperanza nunca se detiene, siempre está en camino y nos hace caminar"


"Caminando en este mundo en esperanza somos salvados"


"¿Yo camino en esperanza o mi vida interior está cerrada? ¿Mi corazón está abierto a la esperanza?"


"El portal de belén, en su sencillez, transmite esperanza"


"María, madre de la esperanza, que, con su sí, abrió a Dios la puerta de nuestro mundo"


"En el nombre de Jesús reside la esperanza para todo hombre"


"Por eso, es importante mirar al belén"


"Los pastores representan a los humildes y a los pobres, que esperaban al Mesías"


"Metámonos esto en la cabeza: Las propias seguridades no nos salvarán. La seguridad que nos salva es la de la esperanza en Dios"


"Ésa es la esperanza que nos hace caminar en la vida y hacer el bien"


"Los pequeños siempre confían en Dios"


"En estos días, contemplando el pesebre nos preparamos al nacimiento del Señor"


"Todo sí a jesús que viene es un brote de esperanza"


"Feliz Navidad y esperanza para todos"




Texto completo de la catequesis del Papa Francisco


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


Hemos iniciado hace poco un camino de catequesis sobre el tema de
la esperanza, muy apropiado para el tiempo del Adviento. A guiarnos
hasta ahora ha sido el profeta Isaías. Hoy, a pocos días de la Navidad,
quisiera reflexionar de modo más específico sobre el momento en el cual,
por así decir, la esperanza ha entrado en el mundo, con la encarnación
del Hijo de Dios. El mismo profeta Isaías había preanunciado el
nacimiento del Mesías en algunos pasajes: «Miren, la joven está
embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel»
(7,14); y también - en otro pasaje - «Saldrá una rama del tronco de Jesé
y un retoño brotará de sus raíces» (11,1). En estos pasajes se entre ve
el sentido de la Navidad: Dios cumple la promesa haciéndose hombre; no
abandona a su pueblo, se acerca hasta despojarse de su divinidad. De
este modo Dios demuestra su fidelidad e inaugura un Reino nuevo, que
dona una nueva esperanza a la humanidad. Y ¿cuál es esta esperanza? La
vida eterna.


Cuando se habla de la esperanza, muchas veces se refiere a lo que
no está en el poder del hombre y que no es visible. De hecho, lo que
esperamos va más allá de nuestras fuerzas y nuestra mirada. Pero el
Nacimiento de Cristo, inaugurando la redención, nos habla de una
esperanza distinta, una esperanza segura, visible y comprensible, porque
está fundada en Dios. Él entra en el mundo y nos dona la fuerza para
caminar con Él - Dios camina con nosotros en Jesús -, caminar con Él
hacia la plenitud de la vida; nos da la fuerza para estar de una manera
nueva en el presente, a pesar de ser difícil. Entonces, esperar para el
cristiano significa la certeza de estar en camino con Cristo hacia el
Padre que nos espera. La esperanza jamás está detenida, la esperanza
siempre está en camino y nos hace caminar. Esta esperanza, que el Niño
de Belén nos dona, ofrece una meta, un destino bueno en el presente, la
salvación para la humanidad, la bienaventuranza para quien se encomienda
a Dios misericordioso. San Pablo resume todo esto con la expresión:
«Solamente en esperanza hemos sido salvados» (Rom 8,24). Es decir,
caminando de este modo, con esperanza, somos salvados. Y aquí podemos
hacernos una pregunta, cada uno de nosotros: ¿yo camino con esperanza o
mi vida interior está detenida, cerrada? ¿Mi corazón es un cajón cerrado
o es un cajón abierto a la esperanza que me hace caminar? No solo, con
Jesús. Una buena pregunta por hacernos.


En las casas de los cristianos, durante el tiempo de Adviento, se
prepara el pesebre, según la tradición que se remonta a San Francisco de
Asís. En su simplicidad, el pesebre transmite esperanza; cada uno de
los personajes está inmerso en esta atmósfera de esperanza.


Antes que nada notamos el lugar en el cual nace Jesús: Belén. Un
pequeño pueblo de Judea donde mil años antes había nacido David, el
pastor elegido por Dios como rey de Israel. Belén no es una capital, y
por esto es preferida por la providencia divina, que ama actuar a través
de los pequeños y los humildes. En aquel lugar nace el "hijo de David"
tan esperado, Jesús, en el cual la esperanza de Dios y la esperanza del
hombre se encuentran.


Luego, miramos a María, Madre de la esperanza. Con su "si" ha
abierto a Dios la puerta de nuestro mundo: su corazón de joven estaba
lleno de esperanza, completamente animada por la fe; y así Dios la ha
elegido y ella ha creído en su palabra. Aquella que por nueve meses ha
sido el arca de la nueva y eterna Alianza, en la gruta contempla al Niño
y ve en Él el amor de Dios, que viene a salvar a su pueblo y a la
entera humanidad. Junto a María estaba José, descendiente de Jesé y de
David; también él ha creído en las palabras del ángel, y mirando a Jesús
en el pesebre, piensa que aquel Niño viene del Espíritu Santo, y que
Dios mismo le ha ordenado de llamarlo así, "Jesús". En este nombre está
la esperanza para todo hombre, porque mediante este hijo de mujer, Dios
salvará a la humanidad de la muerte y del pecado. Por esto es importante
mirar el pesebre: detenerse un poco y mirar y ver cuanta esperanza hay
en esta gente.


Y también en el pesebre están los pastores, que representan a los
humildes y a los pobres que esperaban al Mesías, el «consuelo de Israel»
(Lc 2,25) y la «redención de Jerusalén» (Lc 2,38). En aquel Niño ven la
realización de las promesas y esperan que la salvación de Dios llegue
finalmente para cada uno de ellos. Quien confía en sus propias
seguridades, sobre todo materiales, no espera la salvación de Dios. Pero
fijemos esto en la cabeza: nuestras propias seguridades no nos
salvaran. Las propias seguridades no nos salvaran, solamente la
seguridad que nos salva es aquella de la esperanza en Dios, aquella que
nos salva, aquella fuerte. Y aquella que nos hace caminar en la vida con
alegría, con ganas de hacer el bien, con las ganas de ser felices para
toda la eternidad. Los pequeños, los pastores, en cambio confían en
Dios, esperan en Él y se alegran cuando reconocen en este Niño el signo
indicado por los ángeles (Cfr. Lc 2,12).


Y justamente ahí está el coro de los ángeles que anuncia desde lo
alto el gran designio que aquel Niño realiza: «¡Gloria a Dios en las
alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él» (Lc 2,14). La
esperanza cristiana se expresa en la alabanza y en el agradecimiento a
Dios, que ha inaugurado su Reino de amor, de justicia y de paz.


Queridos hermanos y hermanas, en estos días, contemplando el
pesebre, nos preparamos para el Nacimiento del Señor. Será
verdaderamente una fiesta si acogemos a Jesús, semilla de esperanza que
Dios siembra en los surcos de nuestra historia personal y comunitaria.
Cada "si" a Jesús que viene es un germen de esperanza. Tengamos
confianza en este germen de esperanza, en este sí: "Si Jesús, tú puedes
salvarme, tú puedes salvarme". ¡Feliz Navidad de esperanza para todos!


 



 


Texto íntegro del saludo del Papa en español


En las catequesis de los miércoles estamos reflexionando sobre el
tema de la esperanza. Hoy, a pocos días de la Navidad, contemplamos la
Encarnación del Hijo de Dios, que marca el momento concreto en el que la
esperanza entró en el mundo. Dios se despoja de su divinidad y se
acerca a su pueblo, manifestando su fidelidad y ofreciendo a la
humanidad la vida eterna.


El nacimiento de Jesús, nos trae una esperanza segura, visible y
evidente, que tiene su fundamento en Dios mismo. Jesús, entrando en el
mundo, nos da fuerza para caminar con él hacia la plenitud de la vida y
vivir el presente de un modo nuevo.
El pesebre que preparamos en
nuestras casas nos habla de este gran misterio de esperanza. Dios elige
nacer en Belén, un pueblito insignificante. Allí, en la pobreza de una
gruta, María, Madre de la esperanza, da a luz al Redentor. J


unto a ella está José, el hombre justo que confía en la palabra
del Señor; los pastores, que representan a los pobres y sencillos, que
esperan en el cumplimiento de las promesas de Dios, y también los
ángeles cantando la gloria del Señor y la salvación que se realiza en
este Niño. Dios siempre escoge lo pequeño, lo que no cuenta, para
enseñarnos la grandeza de su humildad.
***
Saludo cordialmente a
los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de
España y Latinoamérica. Que por intercesión de la Virgen y de san José,
la contemplación del misterio de la Navidad nos ayude a recibir a Jesús
en nuestra vida, y podamos ser humildes colaboradores en la venida de su
Reino, Reino de amor, de justicia y de paz. Feliz Navidad, llena de
esperanza para todos.



Saludo del Papa en italiano


"A la luz de un reciente encuentor que tuve con el presidente y
vicepresidente de la Conferencia episocpal del Congo vuelvo a hacer una
llamada a todos los congoleños, para que, en este delicado momento de su
historia sean artífices de reconciliación y de paz"


Los que tiene responsabilidad política escuchen la voz de su
conciencia y sepan ver los crueles sufrimientos de sus connacionales y
apoyen el bien común"


Aseguro mi apoyo y afecto al amado pueblo de aquel país e invito a
todos a dejarse guiar por la luz del Redentor del Mundo y que la
Navidad abra caminos de esperanza"


"Que Navidad sea un encuentro personal con el Señor y suscite en nosotros propósitos de bien y de solidaridad"


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